La disciplina y perseverancia fueron la clave, pues tuvieron que dedicar horas y horas a la preparación de la prueba casi que de manera autodidacta, porque, aunque contaron con el apoyo de sus profesores, las clases virtuales transformaron todos los procesos de enseñanza.
Conozca la historia de Juan Camilo, Juliet Nathalia y Julio Alejandro, los próximos profesionales en medicina, economía y lenguas extranjeras que tendrá el país.
“Soy fiel creyente de que, si alguien se esfuerza, lo logra”
Si bien es cierto que la pandemia ocasionada por la COVID-19 trajo muchos cambios, en especial para la educación, esto no fue impedimento para que, Julio Alejandro Romero Bustos obtuviera uno de los mejores puntajes en la Prueba Saber del Icfes (Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación) en el 2020.
Con 465 puntos dejó en alto el nombre del Instituto Técnico Nacional de Comercio de la capital nortesantandereana.
“Durante la pandemia aproveché el tiempo para estudiar. Hacía simulacros, iba respondiendo preguntas que me enviaban los profesores y temitas que tenía por ahí pendientes, pues también los iba analizando”, explicó Julio.
El joven detalló que, se dedicó a estudiar para obtener un buen puntaje, pero no por obligación, sino porque adquirió un hábito que con el tiempo también empezó a ver como un juego, pues considera que cuando las cosas no se hacen con gusto, todo sale mal.
“Ese puntaje fue el resultado de todo lo que me esforcé. Tuve que sacrificar muchas cosas, como mi tiempo y relaciones con amistades, pero todo por enfocarme y lograr la meta. Soy fiel creyente de que, si alguien se esfuerza, lo logra”, añadió Julio.
Se destacó siempre por ser un buen estudiante y reconoce que esto fue gracias a la educación que recibió en casa por parte de sus padres, porque lo educaron con el objetivo de que, a pesar de los obstáculos, tendría que esforzarse y luchar para lograr sus sueños y nunca rendirse.
“Si mis padres no me hubieran educado en tantas formas de disciplina, hubiera sido más difícil obtener ese puntaje”, mencionó Julio.
Su sueño hecho realidad
Gracias a su excelencia, Julio Alejandro fue becado por el programa de Generación E, con el que podrá cumplir su sueño de estudiar medicina en la Universidad de Los Andes, donde ya se encuentra en proceso de inscripción.
“Mi meta principal era becarme con Generación E y para estudiar medicina sabía que necesitaba un puntaje alto, entonces sí realmente quiero ser un gran médico, sabía que tenía que esforzarme antes de iniciar la carrera”, afirmó Julio.
Julio quiere convertirse en un gran doctor con énfasis en la investigación médica. Asimismo, considera que es muy importante crecer como persona y convertirse en un mejor ser humano para ayudar a todos los que lo necesiten.
Les envía un mensaje a todos los jóvenes para que nunca se rindan, pues “a pesar de que no tenemos todas las posiciones económicas o sociales, cuando uno se esfuerza lo que va a resultar son bendiciones y frutos. Y lo más importante, que siempre confiemos en nosotros mismos”.
La joven que superó todas las barreras
Juliet Nathalia Rincón Silva también se encargó de enorgullecer al Instituto Técnico Nacional de Comercio con 456 puntos obtenidos en la Prueba Saber.
Juliet se encuentra en la lista de aquellos estudiantes que, pese a no contar con los recursos técnicos y tecnológicos para asumir las clases virtuales, se convirtió en un ejemplo de superación, pues contra viento y marea luchó para continuar con sus estudios y en unos años verá el fruto de todos sus esfuerzos siendo licenciada en ‘Lenguas Extranjeras con énfasis en Inglés y Francés’.
“Fue bastante difícil iniciar con las clases virtuales y entenderlas, principalmente por varias situaciones como la mía, porque no contamos con el recurso de internet, entonces nos tocó rebuscarnos bastante. Lo que hicimos fue pagarle a un vecino para que nos pasara la red de internet y con eso estoy hasta este momento.”, dijo Juliet.
Sin embargo, considera que lo que más influyó en su proceso fue el apoyo que tuvo por parte de los docentes, quienes a través de simulacros y pruebas la prepararon para obtener ese gran resultado.
Juliet manifestó que, en un principio no creía posible llegar a obtener ese puntaje, porque se le hizo difícil concentrarse en algunas clases, pero gracias al “apoyo de mi familia y sobre todo de mi mamá que siempre se ha esforzado por darme lo mejor y por educarme bien, lo logré”.
Lo más satisfactorio para Juliet Nathalia fue obtener la beca de Generación E y tener la oportunidad de estudiar en cualquier universidad del país, ya sea pública o privada.
Aunque aún no tiene claro si estudiará en Bogotá o Medellín, lo que sí sabe con exactitud es la carrera que elegirá: Licenciatura en Lenguas Extranjeras con énfasis en Inglés y Francés.
Su mayor anhelo es devolverle a su familia todo lo que han hecho por ella y recordarles a los jóvenes de su ciudad que, aunque la
situación actual es difícil, “todo esfuerzo tiene su recompensa en el
futuro”.
Juan Camilo Arias Velásquez, joven de 18 años que cursa primer semestre de Economía en la Universidad de Los Andes, se caracterizó desde siempre por, más que ser un buen estudiante durante su etapa escolar, ser un fiel buscador de una plena calidad de vida y momentos alegres, rodeado de buenos amigos.
Lo que no se imaginó fue que llegaría a ser uno de los mejores puntajes de las pruebas ICFES del año pasado y que dejaría en alto a nivel nacional al Colegio Santo Ángel de la Guarda, tras haber alcanzado 410 puntos.
“Me esforzaba por entender los temas y aplicar con esmero a las evaluaciones y trabajos, pero nunca llegué al punto de trasnochar estudiando”, dijo Juan Camilo.
De parte de la institución, los jóvenes comenzaron la preparación preIcfes desde el grado décimo. Sábado a sábado, en una jornada matutina, llegaban al colegio a recibir las clases; cuando se trataba de simulacros, la jornada se extendía un día completo. Desde entonces, Arias ya punteaba entre los más altos lugares.
La preparación continuó así hasta marzo, pero una vez declarada la crisis global por la pandemia del coronavirus, el Colegio Santo Ángel de la Guarda, al igual que otros centros educativos, tuvo que replantear la forma de enseñar.
De ahí en adelante, los encuentros fueron a través de Zoom, hasta que llegara el momento decisivo de presentar el examen, pero debido a la situación, cada vez que la fecha se aproximaba, era aplazada por las directrices del Ministerio de Educación.
“Las clases también se extendieron, pero los profesores buscaron la forma de hacerlas entretenidas, con juegos en Kahoot, herramientas de votación, encuestas y salas personalizadas”, explicó Arias.
Esta transición generó en Arias, al igual que a otros de sus compañeros de curso, un cambio positivo que se vio reflejado en los resultados. Los estudiantes se veían más dispuestos, descansados y dispuestos a participar.
La sorpresa
El día de conocer los resultados quedará marcado en la memoria de Juan Camilo para siempre. Cuando fueron públicos, la felicidad y el orgullo por su esfuerzo obtuvo sus frutos.
“El haber obtenido ese puntaje ciertamente fue una buena sorpresa, esperaba un buen puntaje, pero este superó mis expectativas. Lo más satisfactorio de la experiencia ha sido el saber que soy capaz de alcanzar, con trabajo duro, un resultado como el conseguido”.
Sin embargo, no necesitó esperar a que los resultados fueran públicos para acceder a la universidad. Desde mucho antes, ya había sido admitido en la Universidad de Los Andes después de haber presentado un examen.
Más allá de ello, cual hubiera sido la puntuación, se mantiene convencido de que un número no define la inteligencia de una persona.
En su futuro próximo, espera a los retos y oportunidades que le presente la vida, siempre dispuesto de la mejor manera posible, para completar sus estudios y conseguir un trabajo que llene sus expectativas.